Frío en el corazón…
Deseo cenar contigo a la luz de las velas, al borde del lago, aunque haga frío… Podemos abrigarnos…
También hacía frío en aquel trineo, aquella mañana de principios de enero, cuando hiciste que me sintiese la reina de las nieves y me pediste la mano de la forma más romántica y maravillosa que nunca pude imaginar…
También hacía frío el primer fin de semana que conocí a tu lado aquellas maravillosas montañas nevadas y el romántico hotel de “La Poste”…
También hacía frío en aquel precioso pueblo aislado en la montaña donde únicamente podíamos subir en un tren porque ni las carreteras llegaban tan alto…
También hacía frío subiendo a los tres mil con el país a nuestros pies…
También hacía frío cuando patinábamos como niños en la pista de hielo, pese a ser adultos y aún nevando, pero sin ganas de que terminase el día…
También hacía frío el día de aquella copiosa nevada camino del aeropuerto con los vuelos suspendidos y sin apenas ver nada de la carretera…
También hacía frío cuando íbamos a por setas a la montaña y a observar hormigueros gigantes aunque aún no hubiese nevado…
También hacía frío en aquel parque precioso lleno de tulipanes de colores y de niños pequeños que los querían observar…
También hacía frío cuando le dábamos de comer a los cisnes y a los patos del lago y mientras preparábamos las piezas del ajedrez gigante…
Y sin embargo sabemos sentir el calor siempre… pese al frío… porque nuestra unión mantiene nuestro corazón caliente, y es muy bonita la sensación de notar el frío en el exterior mientras que nuestro amor mantiene nuestra llama ardiendo y nos deja esa sensación de hogar en el interior.
Así que te invito a cenar al borde del lago, a la luz de las velas… aunque haga frío… Sólo con las montañas como testigos…
Impresionante, no se puede decir más.
¡¡Me encanta que te guste!!
Me gustaría saber dónde es ese lugar x favor
Es en Suiza, Jessica